Bitácora: Disco baby disco, luego un repaso- microespecial con una banda liverpooliense que nos visita por primera vez, otra vuelta a la tuerca con esto de la HauntologÃa y cerrando con un músico que le saca el jugo a sus inquietudes transversales muy onda James Blake.
Y Perdidos recomendando para este miercoles 12 de noviembre
Artista: V/A (Nazan Soray, Urfali Babi entre otros)
Disco: Istanbul 70- Psych, Disco, Folk Classics
Sello: Nublu Records
Año: 2011
Compilado por el renombrado DJ Baris K, esta es una recopilación de 14 canciones, incluyendo clásicas turcas de los años 70 – de los rockeros Erkin Koray y Cem Karaca, a folkies discotequeros como Baris Manco, Nazan Soray, y psicofunkies como Kamuran Akkor!. EN Perdidos les daremos una pizca de música disco istanbulesa o un golpe al mentón sonoro, rareza en Perdidos, otra más.
Artista: ECHO AND THE BUNNYMEN
Disco: Hartos
Sello: Varios
Año: desde 1978 en adelante, Liverpool
Una de las bandas seminales, de la vieja camapa Post-Punk, que aun no pasaban por Chile, y se agradece, si hasta los Sex Pistols, The Cure, U2, en fin, muchas canciones que tararear. Para los novatos se les recomienda el disco “Songs to sing and learn“, buen compendio, pura poesÃa. O también el disco de Echo en vivo en Liverpool 1988, registrado por la BBC, está de lujo. Aquà el link: http://www.youtube.com/watch?v=N287UTGDQ24
Del sitio http://www.canaltrans.com : “Para 1977 quienes andaban por el centro de Liverpool, pudieron ver un cartel que anunciaba la presentación de The Clash en el club Eric’s. A partir de entonces se sacudirÃan algunas cabezas. Una serie de grupos, cuya mayorÃa no supero el garaje, empezaron a pensar en otra forma de hacer ruido. Los hijos de la oleada punk, que asomaron las guitarras, tenÃan caracterÃsticas especificas en aquel “Liverpool post Beatle”; algo intermedio, una especie de mutante de mirada punk en rostro beat, si se me permite la metáfora.
Para finales del ’78 Ian McCulloch forma Echo & The Bunnymen y, su antiguo compañero de intrascendentes experimentos musicales, Julian Cope (actualmente solista que se convertirÃa en casi un héroe “alternativo” para una selecta minorÃa) hizo lo propio con The Teardrop Explodes.
Ian McCulloch guÃa a los “hombres conejo” por senderos grises y brillantes a la vez, por lugares de oscura psicodélia, por senderos de frescor pop y luminosas melodÃas. La guitarra de Will Seargent serÃa inconfundible, Echo & The Bunnymen – musica – british bandmelodÃas pegadizas y rÃtmicas que se combinaban con pantanos experimentales de profundidades hipnóticas. El bajo de Les Pattison: una escalera por donde el cuarteto bajaba y subÃa seguro. La baterÃa de Pete de Freitas: digna de la más sincera reverencia.
El motor estaba afinado y el timón tenÃa la fuerza para soportar los embates de quienes se subÃan al barco con deseos de llegar hasta el lÃmite de la deriva.
Y sonaron canciones: Pictures On My Wall, Rescue, Do it Clean; y Echo & The Bunnymen grababa Crocodriles (1980). El LP es bien recibido por crÃtica y público. Sobre el escenario se podrÃa colocar una foto, sólo McCulloch encendiendo un cigarrillo por tema y la velocidad de los palillos de de Freitas parecen producir movimiento sobre las tablas, el resto: pura música.
En el año siguiente editan Heaven Up Here y en el verano de ese mismo año emprenden una gira por EE.UU., Australia y Europa. Para 1983 estarÃa en la calle otro de los animalitos de Echo y los Hombres Conejo, Porcupine: un disco que además de asentarlos y definir por completo su personalidad musical, deja los cortes de The Cutter y The Back of Love.
A partir de Ocean Rain (1984) la historia parece estabilizarse. Bunnymen recicla sus mejores perlas y edita en 1985 un disco que lo contempla todo: Songs For Learn & Sing. Estas canciones para aprender y cantar serán la coronación de lo aportado por los “otros” cuatro de Liverpool.
En 1987 estaban listos para lanzar un disco más, con el nombre del grupo como tÃtulo de la placa: salÃa a la venta Echo & The Bunnymen, material que mostraba quizás su estado más logrado en el delicioso Lips Like Sugar.
Como si la historia se ensañara con los cuartetos originales de aquel puerto, en 1989 muere, en un accidente de moto, el baterista Pete de Freitas. McCulloch explora el terreno solista (Edita Candleland y su trabajo solista continuará en 1992 con la edición de Mysterio), Seargent se compenetra en otros proyectos musicales; la llama de los Hombres Conejo se extinguÃa. Y después, lo de después: reunión, nuevo disco, más recopilaciones, ediciones en vivo, productos reciclados, etc. Para 1988 los Bunnymen sólo existÃan como recuerdo, en los dos años siguientes sólo un signo de vida prolongarÃa la inminente disolución: la grabación del LP. Reververation (1990). Pasaron siete años después de idas, venidas y reuniones entre Ian y Seargent, Los Bunnymen volvieron a entrar, como tales, a un estudio para grabar Evergreen en 1997.
Quizás solo un disco recopilatorio y un par de videos alcanzan para concentrar todo lo aportado por los Echo y, créanme, eso, es decir mucho para cualquier banda. No muchos sacan conejos de la galera a orillas de un rÃo; no muchos llegan tan lejos con ese tipo de nombres: Echo & The Bunnymen”.
Artista: ECHO AND THE BUNNYMEN
Disco: Meteorites
Sello: 429 Records
Año: 2014
Del sitio http://www.bsides.es “Meteorites tiene pasajes muy interesantes, indudablemente, que a la postre son sus hitos. Hay canciones que recuperan ciertos momentos del pasado que fueron muy atractivos: sus flirteos con los sonidos orientales (Constantinople, obvio) mezclados con tonos de rock más duro y áspero, el toquecillo latino de la guitarra sureña (Lovers on the Run), e incluso por momentos apreciamos retornos a las oscuridades de los primeros tiempos, a medio gas, como en esa obertura que más bien parece un epitafio con la que homónimamente se abre el disco. Sin embargo todo el tramo central está dominado por ese estilo de pop comercial inglés tan amigo de decorarse con artificios orquestales de lentas progresiones ambientales hacia épicas que no siempre eclosionan. Muy resultonas todas, bastante eficientes tomadas de forma aislada, pero que servidas en colección acaban por ser demasiado monótonas, especialmente porque esos arreglos acaban resultando demasiado almibarados. A veces temes que vaya a aparecer Robbie Williams.echo_promo2Eso sÃ, la variedad de las mismas la pone el trabajo melódico, sus giros y guiños, dotados por la buena mano de McCulloch y Sergeant, y que aunque a veces te conducen a senderos en los que piensas que esta canción ya la has oÃdo en otro disco de los Bunnymen, son detalles que, al cabo de unas cuantas escuchas, ayudan a que interiorices cada tema y que acaben teniendo cierta personalidad, lo cual no era para menos en manos de Echo & The Bunnymen. El valor de una entonación, un estribillo, de una lÃnea de bajo, o de un pequeño solo de guitarra. Pueden hacer que la cosa cambie bastante.Por tanto el sabor es agridulce. De un lado te das cuenta que acaba siendo un disco bastante eficiente, elegante y con clase -la ya mencionada Constantinople es un ejemplo muy claro-, pero de otro hay señales de alarma cuando, aún sin caer en la caricatura, un grupo comienza a sonar a sà mismo en bucle sin ofrecer novedades, por mucho que a veces esa coletilla del “disco de madurez†esconda un estancamiento aceptable que nos negamos a criticar.Afortunadamente se trata de un tramo del disco. Porque la parte final esconde la que creo es la gran joya de Meteorites. Se trata de Market Town, una canción en la que vuelve el rock, el ritmo y la inspiración, utilizando la capacidad de McCulloch para colocar letras en ritmos, hacer que su cada vez más rasgada voz encandile, que el trabajo de guitarras sea ese que siempre fue y que tanto ha dado, que un planteamiento progresivo dibuje paisajes en los que se mezclan el ritmo Madchesteriano, el bajo clásico del gran after-punk, y el rock psicodélico. Un largo, estupendo, y hasta bailable tema que casi por sà solo hace que Meteorites valga la pena a base de wah-wahs finales irresistibles.Por tanto Meteorites nos ha dejado un tanto confusos. La nueva entrega de Echo & The Bunnymen flirtea entre lo resultón y el trabajo del orfebre convertido en rutinario. Se deja oÃr, y para algunos con esto ya es bastante, y precisamente a ese clavo nos agarramos tras estas primeras tomas de contacto. ¿Irá a mejor con el paso del tiempo? Veremosâ€
Artista: IAN WILLIAM CRAIG
Disco: A Turn Of Breath
Sello: Recital
Año: 2014
Del sitio http://www.musicaenlamochila.net “El crepitar de voces reberveradas, como venidas de un pasado que flirtea con la nostalgia que lo fulmina todo. Ecos que parecerÃan plegarias de ancestrales misas paganas; mensajes en un lenguaje que codifica cosmologÃas de éxtasis liberador. Lo pueden llamar Belleza, pero esto va más allá.Ian William Craig es un joven talento nacido en Edmonton, y que gracias al apoyo de Sean McCann acaba de sacar un disco extraordinario en el sello de éste. “A Turn of Breath†(Recital, 2014) es una joya difÃcil de etiquetar -¡albricias!- donde confluyen cromáticas variaciones de folk ambiental, tape recordings, y un emocionante tratado de manipulación vocal en la que Craig se erige como un avezado discÃpulo de Meredith Monk o Julia Holter. Una voz de formación operÃstica, que es incorporada como un elemento más en este mantra intrincado, y de destellos ambarinos. Sonidos embriagadores e implorantes; ondulantes y fragmentados. Un registro tonal que, por suerte, nada tiene que ver con la afectación monocorde de un James Blake, o de la impostada teatralidad de Antonyâ€. Filete.
Artista: WIFE
Disco: What’s Between
Sello: Tri Angle
Año: 2014
Del sitio http://gatosordo.com “¿Porqué un cantante de black metal decide hacer un álbum de música electrónica oscura? Según James Kelly, ahora conocido como WIFE, sus otros gustos musicales lo impulsaron a crear un álbum en el que explora otras dimensiones ligadas a la electrónica. Con Altar of Plagues, Kelly es rudo y gutural, mientras que con WIFE se transforma en alguien melódico. Los nueve cortes que forman What’s Between son un paseo delicado que deja al desnudo la suave voz de Kelly. “Tongueâ€, “Heart Is A Far Lightâ€, “Dans Ce†y “A Nature†suenan como cantos gregorianos experimentales acompañados de sintes distorsionados, reverberaciones y estruendos que actúan como arreglos musicales en medio de atmósferas grises. “Salvage†y “Fruit Tree†coquetean con el R&B y el darkwave. Parte del toque sombrÃo de este disco proviene de la producción de The Haxan Cloak, experto en crear ambientes tétricos y disonantes; que también los podemos escuchar en este álbumâ€.
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