Nota: jueves 14. Rumores, amenazas, amenazas, rumores. Y mientras, los traidores y secuaces, mandamases y peones, se tratan de arreglar para no perder su tajada a espaldas de los ciudadanos. La demanda está muy clara: cambiar la cuestión, la desigualdad y el saqueo no resiste más.
Sigan informándose por canales confiables, busquen, cuestionen, no se traguen todo. Y repasen, eduquen la psiquis para decidir polÃticamente por un futuro que es de todos.
Perdidos seguirá promoviendo la pausa consciente, y si te complica escuchar Perdidos, por las redes sociales apoyaremos con recomendaciones de charlas, pelÃculas, documentales que apunten a una no-desconexión que signifique, al menos, mantener el alma en alto.
Bitácora: Este lunes 18, nos dejamos caer en la voz de crooner de Bill, nos bañaremos después de electrónica IDM con un duo seminal, un homenaje a un Argelino yeah yeah, folk interespacial retrofuturista y cerrando con un productor industrializado de saliva y su banda que se multiplicó por 10.
Artista: BILL CALLAHAN
Disco: Shepherd in a Sheepskin Vest
Sello: Drag City
Año: 2019
Del sitio https://jenesaispop.com ¿Cuántas veces hay que escuchar un disco para decidir si “es bueno†(léase con un sordo “para ti†acompañando virtualmente a esas dos palabras)? Es muy difÃcil decirlo. Muy a menudo bastan con dos o tres escuchas, pero otras veces resultan del todo insuficientes para saberlo. Y, sin responder a esa cuestión, emerge otra: ¿hay que insistir? La verdad es que también es muy difÃcil de decir. No es tan sencillo como cuando se dice que lo mejor es abandonar un libro si no estás conectando con él. Pienso que los discos y las canciones están abiertos a más variantes, al mezclarse en ella varias artes que incluyen música y poesÃa –a veces también expresión visual–. Y la emoción que puede llegar a transmitir puede depender mucho de nuestro propio estado de ánimo. O incluso de nuestro estatus social.
Todo esto viene a que el nuevo disco de Bill Callahan, el primero en seis años –triplicando el plazo de dos al que nos habÃa habituado desde que dejó de ser Smog para publicar álbumes con su nombre propio–, es de los más adustos que le recordemos. Y a que, por tanto, no es fácil decidir si ‘Shepherd in a Sheepskin Vest’ es un disco a la notabilÃsima altura de su trayectoria. ¿Ha valido la pena esta larga espera (por la que agradece la paciencia a sus seguidores en los créditos del disco) desde ‘Dream River’? Lo cierto es que no lo pone nada fácil: 20 canciones, nada menos, que se desarrollan en algo más de una hora de duración y que suponen un regreso a su yo más espartano y lo-fi, predominando los sonidos acústicos con añejas estructuras de folk y blues con un punto alucinado, amén de un ocasional deje jamaicano (que ya enfatizó en la rareza ‘Have Fun With God’) y una especial racanerÃa en lo melódico. AsÃ, a pesar de que su clase y personalidad es innegable en todo el disco, hay que decir que algunos de sus fragmentos (la mayorÃa van de los dos a los tres minutos y pico) resultan hasta largos de más.
Artista: PLAID
Disco: Polymer
Sello: Warp
Año: 2019
Del sitio https://www.mondosonoro.com “Los tiempos oscuros en polÃtica y cultura suelen significar tiempos lúgubres para el arte en general. Asà lo demuestra el dúo compuesto por dos de los pioneros de la electrónica alternativa británica en su nuevo largo formato. Inspirado, según ellos, en la situación social y la polÃtica ambiental y su impacto en el planeta, “Polymer†sigue la estela del sonido Plaid, premiando la instrumentación acústica a través de sus composiciones. Y es que si navegar entre lo simple y lo exageradamente complejo ha sido su modus operandi desde principios de los 90, este dualismo sigue imperando como esqueleto en su décimo álbum de estudio -14º si contamos bandas sonoras o colaboraciones- de los de Londres. Como ya ocurriera en su “The Digging Remedy†(2016), “Polymer†continúa recreando universos oscuros y sintéticos, algo más intensos, si cabe. Sin embargo trae consigo varios cortes directos y pegadizos, probablemente lo más bailable publicado por los británicos en años. Porque este LP vuelve a ser una aproximación al IDM más romántico y fresco, salvo en contadas excepciones como “Recall†–curiosamente uno de los singles- o el agresivo electro de “Meds Fadeâ€, 3 minutos de puro nervio a bajas revoluciones y que sirve de pistoletazo de salida al experimento de laboratorio de “Drowned Seaâ€, éste, con toques rÃtmicos del mejor post industrial de los 90. Más extraño e incluso mejor, técnicamente hablando, resulta su sucesor, “The Pale Moth†y sus punteos de guitarra española, vientos y ritmos sincopados durante casi 5 minutos.â€
Artista: MOHAMED MAZOUNI
Disco: Un Dandy En Exil
Sello: Born Bad Records
Año: 2019
Colección esencial de canciones del favorito de mucho tiempo Mohamed Mazouni. Esta es la primera compilación dedicada al cantante argelino, que abarca las muchas habilidades del hombre durante su larga carrera, ¡el hombre todavÃa está en el lugar! Desde el estilo auténtico ‘beduino’ (acompañado de alquitrán, flauta, bendir) hasta proto-Rai y más música “clásica” bajo la influencia de las estrellas egipcias a los números de rock-n-roll / twist cantados en parte en árabe y en parte en francés. Sus letras sobre inmigración, racismo, chicas o autos lo hicieron muy popular entre las personas originarias del Magreb en Francia. Se convirtió en un verdadero creador de éxitos en los años setenta, y sus canciones fueron martilladas en las máquinas de discos en los cafés. Fue descubierto por un público más amplio en los años 90 gracias a Rachid Taha que cubre algunas de sus mejores canciones, incluida la increÃble melodÃa rock / yéyé ‘Ecoute moi camarade.
Artista: CRAIG LEON
Disco: Anthology of interplanetary folk music vol. 2- the canon
Sello: Rvng Intl.
Año: 2019
Craig Leon revisita los orÃgenes extraterrestres de la civilización en Anthology of Interplanetary Folk Music Vol. 2: El canon. Continuando donde dejaron los álbumes electrónicos pioneros Nommos y Visiting (AntologÃa de la música folklórica interplanetaria, Vol. 1), The Canon rastrea el conocimiento impartido de los visitantes extraterrestres a medida que se extendÃa desde Ãfrica por el mundo antiguo. Coproducida y con la voz de Cassell Webb, la pareja involucra una paleta sonora familiar de Vol. 1, actualizado con sonido y sÃntesis contemporáneos extáticos, creando un álbum propulsivo y exploratorio de tradición cósmica y antropologÃa especulativa.
Artista: FIRE! ORCHESTRA
Disco: Arrival
Sello: Rune Grammophon
Año: 2019
Del sitio http://www.discospat.net “Tras seguir durante unos años la carrera de Fire! Orchestra, ya era el momento de buscar una fecha adecuada e ir a verlos tocar en directo. A principios de noviembre comenzaron una pequeña gira europea, y de las 7 fechas previstas, escogimos la del dÃa 17 en Amsterdam. El motivo de estos conciertos es la presentación de una nueva pieza, de una hora de duración, titulada “Arrivalâ€, cuya interpretación ha requerido la modificación parcial de la orquesta. El nucleo de esta banda de 14 miembros sigue siendo el trÃo conocido como Fire!, formado por Mats Gustafsson (saxo barÃtono), Johan Berthling (contrabajo y bajo eléctrico) y Andreas Werliin (baterÃa). Junto a ellos, una sección de cuerda, formada por Anna Lindal (violÃn), Josefin Runsteen (violÃn), Katt Hernandez (violÃn) y Leo Svensson (violonchelo) y un trÃo de clarinetes, formado por Per Texas Johansson (clarinete bajo y contrabajo), Christher Bothén (clarinete bajo y contrabajo) y Isak Hedtjärn (clarinete). Completando la formación, nos encontramos a Alexander Zethson (piano y teclados), Susana Santos Silva (trompeta), y las impresionantes voces de Mariam Wallentin y Sofia Jernberg. Una hora antes del concierto llegamos al Bimhuis, un maravilloso auditorio de conciertos que forma parte de un conjunto mayor llamado Muziekgebow aan ‘t IJ, situado en la bahÃa que se encuentra tras la estación central de Amsterdam. Allà nos encontramos al lÃder de la banda, Mats Gustafsson, y charlamos un poco con él. Nos comentó que esta nueva pieza no saldrÃa en Cd y Lp hasta dentro de unos meses, y que estaba muy satisfecho de la respuesta del público en los conciertos. Después, entramos en la sala para coger un buen sitio. Un lugar Ãntimo, con unas 200 butacas rodeando el escenario, y como pudimos comprobar poco después, una acústica magnÃfica (en la mesa de sonido Mikael Werliin hizo un gran trabajo).
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